Sentada en cabaña que ha sido mi cuarto durante siete largos días. Solo pensando. Escucho y avisto lo que será mi última mañana. Yo no pienso, me dejo llevar, tan solo eso. El sol entra entre por los árboles y deja un reflejo en mi ojos. Todas andan por ahí con sus maletas y miradas tristes. Triste, de lo que será llegar al final del camino. El viento acaricia mi cara. Disfruto. Respiro hondo. Lloro, pues soy tan feliz de haber vivido esta experiencia.
Quién pregunte en realidad que es campano, no obtendría respuesta concreta, pues solo se explica habiéndolo vivido en primera persona. Vuelvo a respirar. Entono un sonrisa de felicidad.
Examino todo lo vivido en esta semana. Rescato momentos fugaces; otros no tanto.
Tengo ganas de volver. Es cierto. Sí, sí, es cierto, existe la famosa magia de campano. Yo la conocí.
Sí, os llevo en la maleta que traje para llenar. Importante. A principios no contenía nada, pero ahora rebosa de recuerdos. Algunos excitantes, otros pasajeros, y otros que se clavan en mi mente, apodados de inolvidables. Lo reconozco, tarde para darme cuenta de lo mucho que me perdí. Lo sé. Pero me llevo algo muy, muy, muy importante. Os llevo aquí, en mi corazón. El único sitio donde no pasareis a la historia; el único en el que os sentireís vivos todos los días del año. Sin duda, uno de los capítulos más importantes de mi vida.
Cambio radical. Persona nueva. Llena y entera. Renovada. Ácida. Dulce. Mayor. Menor. Si. Hiperactiva. Sencilla. Escurridiza. Positiva y romántica.
